Atendiendo al cuidado del huerto en su complejidad

Fotografía: Valentina Monari.
Autora. Tania Fuentes.

Quizás lo primero que hay que mencionar cuando iniciamos estas prácticas huerteras y de agricultura en pro de la soberanía alimentaria; es el hecho de que comer es un acto político, esto nos conduce irremediablemente a otras preguntas ¿De dónde viene lo que comemos? ¿Qué tanto decido sobre lo que como? ¿Qué tanto conozco de una alimentación balanceada/sana/inocua para mí y el medio ambiente? ¿En qué condiciones trabajan las personas que cultivan los alimentos que llegan a mi mesa? ¿De quién es la tierra y por qué?

A pesar de que estos tips vayan dirigidos específicamente a huertos que puedas activar en la ciudad, pues muchas veces implica cultivar en espacios limitados pero potenciales como huertos verticales, terrazas, balcones, patios. Esta es, también, una invitación a establecer vínculos en torno a esta actividad, pues las ventajas están en la redistribución de las tareas del huerto, además es un espacio de creatividad e innovación constante; y qué mejor que tener con quién/ con quiénes conversar/decidir/pensar/hacer.

Fuente: Tania Fuentes

El papel de la biodiversidad

Frente al monocultivo y al monopensamiento la naturaleza nos da la respuesta; la diversidad se auto-regula, no necesita intervención humana, es resiliente al cambio climático y tiene la capacidad de cerrar sus ciclos de forma autónoma a la vez que conserva y protege su riqueza. A medida que intentamos complejizar las relaciones del huerto e imitar las relaciones entre especies que suceden en espacios silvestres/ no domesticados vemos cómo el nivel de autonomía de los agroecosistemas aumenta.

En la biodiversidad funcional el ser humano puede jugar un rol activo a la hora de aportar complejidad a estas relaciones, esto es porque muchos de los procesos que regulan el funcionamiento de los ecosistemas son difícilmente asignables a una especie particular (B. Martín-López, J.A. González, S. Díaz, I. Castro, M. García-Llorente, 2007).

Para ello, es relevante aumentar el número de especies/cultivos, garantizar que se de una abundancia relativa en cada una de las especies, aumentar la diversidad intraespecífica, por ejemplo; si tienes albahaca puedes sembrar la variedad morada, genovesa, tailandesa, albahaca griega, de limón, cardenal, entre otras 15 especies más populares aproximadamente.

Otro elemento clave son los caracteres funcionales, es decir, tamaño de las plantas, longevidad de la planta y de la hoja, estructura de la hoja, la profundidad de las raíces, tamaño de las flores, colores y follaje, etc.

Fuente: Diana Mateos

Policultivos

La distribución espacial de estas especies también será un elemento decisivo en el fortalecimiento de redes complejas, se le llama policultivo al crecimiento de dos o más especies en la misma parcela, coincidiendo al menos durante parte de su ciclo. Y su distribución puede variar desde una más orgánica y menos controlada como es el caso de cultivos mezclados, hasta cultivos intercalados en hileras; cultivos en franjas que sucede cuando crecen dos o más cultivos simultáneamente en distintas franjas, y suficientemente juntos para el intercambio de servicios. Finalmente, están los cultivos de relevo que es cuando dos o más especies comparten una parte del ciclo de siembra.

Flora arvense o buenezas (para algunos aún conocidas como malezas)

Poca justicia ha habido con estas especies peyorativamente nombradas malezas, porque crecen en cualquier parte y por siempre si se lo proponen; son abundantes y andariegas, expandirse se les da muy bien. Este juicio de indeseables surge a raíz de la competencia por la luz, el agua, los nutrientes que pueden suponer para algunos cultivos. Sin embargo, esto dependerá mucho de los manejos del policultivo y la biodiversidad funcional para regular estas especies.

Además, este tipo de especies generan abundantes beneficios, como lo es la protección al suelo de la erosión, mejoran su estructura y estimulan la actividad biológica del suelo; también pueden servir de abono verde, ya que muchas de estas especies aportan nutrientes y materia orgánica al suelo. Proveen de un microclima favorable a los cultivos, estimulan la diversidad de fauna benéfica como abejas, enemigos naturales de las plagas, etc. Además, pueden servir de plantas trampa para insectos plaga y de alimento al ganado, en caso de tenerlo (Guzmán Casado & Alonso Mielgo, 2008).

Estos apartados pretenden contribuir a los manejos de tu huerto de forma holística, y aportando elementos que ayuden a mapear la múltiples relaciones en éste, desde las más evidentes hasta las más sorprendentes o incluso insospechadas.

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