Autora: Maura Fernandez pasante internacional de 3Colibrís.
Si me hubieran preguntado hace un par de días si gestionar una finca es posible mientras se crean lazos con universidades, profesores, estudiantes, la comunidad, mercados campesinos y la familia hubiera dicho, “n’ombre no!” como decimos allá en mi terruño caribeño. Pues así pensaba yo antes de llegar a la Finca Agroecológica la Victoria en Ventaquemada, Boyacá, Colombia.

Allí, descubrí una familia que ha apostado todo por llevar a cabo este experimento que, a través de los años, los ha llevado a repensarse y a aprender a cada paso de errores y aciertos.
La finca se ha convertido en un referente gracias a la construcción de redes de confianza que han trazado con profesores y sus estudiantes, con sus clientes, sus vecinos y con otros productores que también apuestan por una agricultura agroecológica.
Colaboración y Aprendizaje
Doña Luz Marina, Don José y su hija Isabel han hecho de su hogar un centro de aprendizaje al compartir con otros aprendices de la comunidad los saberes de ingenieros y agricultores al impartir cursos y charlas de capacitación. Este enriquecimiento de sus saberes, ya como familia pero también como comunidad, les ha permitido construir lazos con profesores. Y ese compartir también ha sido llevado a las aulas donde ellos han podido transmitir sus saberes. Las llamadas visitas de “Intercambio de Saberes” permiten a estudiantes y a profesores de universidad y colegio traer sus aulas a la Victoria donde se hace teoría y práctica. Aquí se mezclan los conocimientos científicos de las universidades con el saber empírico de los productores.

Más de 2,000 personas han pasado por talleres, cursos y eventos en la Victoria. Iniciativas como estas ayudan a romper los esquemas de la academia dándole el protagonismo a los agricultores y creando diálogo entre todos. Esos días de aprendizaje son descritos como fiestas en la finca ya que lo que ponen en marcha es el estudio y el compartir a través de almuerzos colectivos. Una iniciativa como esta permite generar ingresos para la vereda puesto que se contratan jornaleros, cocineros y ayudantes para la jornada.
La colaboración con profesores de agronomía y sus estudiantes les ha permitido aprender de los proyectos ya que, en la finca, se les permite a los estudiantes usar el terreno para realizar sus investigaciones. Entonces, los hallazgos entran al proceso mismo de la Victoria. Muchos han sido los trabajos de tesis y de numerosas universidades que incluyen no solamente de ingeniaría agropecuaria sino también de trabajo social. Junto a los profesores Francisco García y Nubia Plazas de la Universidad Juan de Castellanos han impulsado cursos, encuentros, tesis y asesoría en la finca a través de los años. Ha sido mediante este trabajo que se han creado lazos, así me lo aseguraron los profesores.

Actualmente, Doña Luz Marina forma parte de varios proyectos con la Universidad Javeriana. Adicionalmente a un proyecto sobre cambio climático, se está realizando un proyecto de conservación de tubérculos andinos donde los agricultores conservan y comparten las semillas con el compromiso de sembrarlas y aprender más sobre sus usos para rescatar este patrimonio.
El trabajo comunitario también es un aspecto integral de la finca, lo cual es descrito como parte del vivir en harmonía. Doña Luz Marina es parte de los comité del Plan de Desarrollo Estratégico Comunitario de la Junta de Acción Comunal de Supatá. Estando allá, pude compartir con algunos miembros y escuchar sobre sobre los planes y sueños que tienen para la comunidad. Organizados mediante la Junta, la comunidad tiene amplios proyectos que atienden el desarrollo económico, humano, institucional, infraestructura, medio ambiente y gobernanza. Gracias a los lazos tejidos, muchos de sus proyectos cuentan con apoyo de universidades, como la Universidad Javeriana, como por ejemplo un proyecto para recopilar la historia de la vereda.

El fortalecimiento de la comunidad se piensa y se sueña con grandes incitativas que beneficien a estos. Actualmente, los vecinos están creados huertas caseras a nivel de vereda para el autoconsumo, siempre fomentando usos agroecológicos. Con el excedente se sueña crear un mercado campesino donde comercializar e intercambiar.
Retos
Retos siempre se tienen y en el caso de la Victoria el reto principal es lograr comercializar a precios justos con garantía de venta. Adicional a las entregas que hacen a sus clientes, la Victoria cree crucial su participación en mercados campesinos. Su participación con La Canasta y el Mercado Agroecológico Tierra Viva en Bogotá les presenta un espacio donde vender sus productos, compartir semillas y saberes con otros productores. Aquí resalta la importancia de que como consumidores apoyemos estos espacios. Porque favoreciendo a estos productores estamos fortaleciendo proyectos de investigación, trabajo comunitario y lazos de confianza entre muchos. Así mismo, le apostamos no solamente a una agricultura familiar, sino también sostenible!
