Autores: Tania Fuentes & José Joaquín Montes.
En el 8 de marzo, día internacional de las mujeres trabajadoras, es decir todas.
Desde 3 colibrís queremos conmemorarlo, enfocándonos especialmente a las mujeres trabajadoras del campo, que a través del cuidado y de sus manos incansables preservan biodiversidad, saberes, recetas y valores que día a día se hacen imprescindibles en la reconstrucción y en la reparación de todo cuanto hemos destruido.
Muchas son las invisibles para los grandes medios, para la gente de ciudad que somos, sumidas en el frenesí de la virtualidad y la realidad. Puede que no sean visibles allí, sólo lo son en el lugar que viven y que habitan. Ahí son bien conocidas por su nombre de Pila y por cuánto comparten, gestionan, organizan y cuidan.
Las mujeres campesinas comparten condiciones específicas de desigualdad como lo son el porcentaje de la tierra en comparación con los hombres, que a menudo son familiares o sus parejas. La posibilidad de acceder a ayudas o créditos que puedan mejorar sus condiciones de vida en el campo, la repartición desigual de las tareas domésticas, el estereotipo que desvaloriza su ser y su quehacer por dedicarse a la agricultura; entre otras.
La señora Rosa Poveda es una de ellas, que día a día hace frente a estas desigualdades y violencias para continuar siendo líder comunitaria. Ella vive en la Localidad Santa fe, al pie de los Cerros Orientales, y desde allí guarda la ciudad de las sombras con su pedacito de Páramo, con su amplia y variada huerta; junto a su familia y sus animales. Ella nos concedió esta entrevista, con hospitalidad y abrigo nos abrió las puertas de su casa para contarnos mil historias que ha atravesado para llegar a ser lo que hoy es Granja Escuela Agroecológica Mutualitos y Mutualitas.
¿Cómo empezó Granja Mutualitos y Mutualitas?
En un sueño, Jesús se me presenta y me muestra una finca, pero hay un gran muro y ese muro era horrible en el sueño. Y de hecho era muy feo. Bueno sueño el cuento, y mis hijos, yo los tenía en este colegio que está al lado de la granja, a Rubí y a Mauricio. Vine y los dejé ahí un día a las 6 de la mañana y me vengo por esta calle, que era una que nunca tomaba. Cuando veo el muro dije: esta es la finca.
Le dije a una amiga: Ya encontré la finca del sueño, hay muchas matas y un árbol, yo creo que esa es la finca. Empecé a hacer gestiones con un amigo, esto estaba lleno de colchones y plástico, y había cambuches, ladrones. Pero yo estaba segura, porque cuando sueño las cosas eso me da seguridad. Duré como tres meses para encontrar al dueño, hasta que conseguí una cita con él; y él me cedió el espacio en una especie de comodato.
Y empezamos a trabajar, como yo tenía muchos amigos empecé a llamarlos a todos para que me ayudaran a levantar esto, yo dije: “vamos a ver cuántos amigos es que tengo”. Les dije: estoy construyendo una finquita en la ciudad, invitados todos. Me di cuenta que estaba sola, en el sitio bonito si dónde uno tiene plata y una posición. Entonces dije: Sí no tengo amigos, no tengo.
Entregué mis trabajos, la oficina, donde vivía. Me decían dónde va a vivir, yo les decía en el piso, sí no puedo arrancar de arriba pues desde el piso. Me vine con mis hijos para acá; y ahí seguimos, limpiando, construyendo, haciendo. Conseguí gallinas, me regalaron como tres, cinco pollos…


¿DE DÓNDE SURGIÓ EL INTERÉS POR ENSEÑAR Y COMPARTIR TODOS ESTOS SABERES CAMPESINOS Y AGROECOLÓGICOS?
Yo lo que sé del campo lo aprendí entre los 0 y 6 años, aprendí también en este tiempo que lo va a hacer uno en la vida se lo piensa desde pequeñito. Por cosas de la vida yo fui criada en el Liceo del ejército. Desde que estaba en el colegio yo disfrutaba de explicar, y enseñaba, también me iba muy bien y yo dejaba copiar las tareas, al principio a cambio de nada; pero ya después empezaban a llevarme gelatinas, galletas, galguerías, chocolatinas.
¿CÓMO SUCEDE EL APRENDIZAJE EN ESTE LUGAR?
Lo que yo sé lo quiero compartir con otras personas, y como yo no tengo algún certificado, o sea tengo certificado en varias cosas, pero ser profesora, pues ese certificado no lo tengo. Entonces le coloco escuela porque es una escuela de educación popular, donde uno enseña lo que sabe. Desde el conocimiento propio y no desde el conocimiento académico.
Nosotros tratamos de que esto se difunda, se conozca. El mejoramiento ambiental ¿y quién hace algo?, nos tiramos el planeta, seguimos hablando, que vino el doctor de Estados Unidos viene a decirnos cómo manejar el ambiente… cómo se adueñan del Amazonas. Cómo nos sacan del mapa de Colombia y nos mandan para Estados Unidos.
Entonces todas esas cosas son las que yo dije ¿pero por qué? Entonces yo he logrado muchas cosas peleándome esto. Enseñándole a los niños, a los jóvenes, que hay que cuidar, que hay que proteger, cómo proteger, cómo separar, cómo hacerse cargo. Es desde la práctica, es una forma de vida. Vivir conservando. Aquí todos todos los residuos se utilizan, entonces nos hacemos cargo de los residuos que generamos.

¿QUIÉNES PARTICIPAN EN LOS TALLERES Y APRENDIZAJES?
No tendría un tope de personas ni de un sitio. Porque vienen de todas las carreras. Aquí el 21 vienen de la Universidad de Nariño, vienen 80 personas. Van a estar todo el día acá, me toca dividirlos, unos aquí, otros arriba, y otros dando una vuelta por el huerto.
La gente debe escuchar todo para aprender, porque sí yo me llevo 80 personas, puedo tener la seguridad de que muchos no me van a escuchar. Vienen de tesis y de voluntariados con Latinoamérica con Europa.

COMO MUJER Y LIDERESA ¿CUÁLES HAN SIDO LOS OBSTÁCULOS QUE HA TENIDO QUE AFRONTAR A LO LARGO DE SU TRAYECTORIA?
Tal vez qué no. Todos, porque en este país machista, aunque tenemos una ley de mujeres, y hablemos feministas, y hay feministas. Y todo el asunto con las feministas. Sea cual fuere la concepción que tenemos de Dios, hay un hombre y una mujer. Y a nosotros nos dicen que la mujer no. Y no ven que lo parió a él como haya sido.
Por ejemplo, ser zapatera o ser carpintera, en ese tiempo lo veían como actividades de marimacho, una mujer no podía dedicarse a eso, no lo podían concebir. No porque la mujer no sea capaz, pero le están mirando todo a ver cómo le queda, a ver dónde tiene el error porque mujer tenía que ser. Es que la mujer tiene que estar en la cocina, tiene que estar en la casa. Y trabajé con hombres, pero me sacaron de la zapatería a patadas y de la carpintería a tabladas; y sin embargo seguí. Hoy en día cada vez más mujeres y hombres hacemos lo mismo, aunque los sueldos ni las oportunidades son las mismas.
Otro obstáculo grandísimo es cuando me meto al mutualismo, las mutuales son como las primeras formas organizativas a nivel del mundo, nacieron en Egipto en las épocas de Jesucristo, después llegan a Latinoamérica. En otros países funcionan las mutuales, en Colombia nacen los fondos de empleados, las cooperativas y otro poco de cosas. Ahí me encuentro con todos los hombres que me dicen ¿y una mujer acá?.
En una reunión que hubo en Italia, la única mujer y la persona más joven era yo. Decía un viejito: es que las mujeres no son pa´esto. Eso por allá en el 98.
¿Cuál es el papel de mutualitos y mutualitas en la preservación y el fortalecimiento de la biodiversidad?
Yo recupero semillas ancestrales, lo que le digo que el tema de seguridad y soberanía alimentaria no es solamente la suficiencia, la calidad y de acuerdo a la cultura alimentaria también. Porque nosotros no comemos lo mismo que comen en el Chocó, acá comemos Yuca, Plátano. O es como pensar que en Boyacá toda la dieta es papá, pues no.
Como a los 20 años fui a donde mi abuela, yo iba poco a la casa de ella, pero fui y mi abuela estaba como en cosecha de frijol de todos los colores. Ese día el almuerzo fueron frijoles, pero habían más de 20 variedades en el plato; rojos, amarillos, de todo.
Me dijo: Ay yo sí sabía que los bogotanos se asustan con el monte. Y ya dije yo, no pues mi abuela está muy viejita.
Entonces yo dije: No, toca volver. Entonces yo fui a la finca y recogí todas las variedades que encontré y que me gustaban. Pero en Bogotá se me empezaron a gorgojar entonces había que sembrarlos. Entonces empecé a tener muchos problemas aquí en Bogotá porque yo sembraba en todo lado, en parques, aquí y allá siembre. Y finalmente mi Dios me pone acá, que aquí si las puedo sembrar con tranquilidad. Actualmente, arriba, tenemos cuatro variedades de papas, cubios, hibias, brevas, cerraja, ortiga, suelta con suelta, entre ellas hacen la alopatía para que no caigan plagas, entre ellas se cuidan. Tenemos fríjoles, calabazas, curubas, muchas variedades de lechuga: crespa, romana; cebolla cabezona, cebolla puerro, cebolla junca, cebolla lisa, berenjenas, granadilla, lulo, cicuta, zanahoria, en el invernadero tenemos seis variedades de tomates, culantro, cilantro. Más adelante hay papayuela, calabaza, entre otras.






Gracias Doña Rosita Poveda,
*Blog de Granja Escuela Agroecológica Mutualitos y Mutualitas
http://ecoescuelamutualitos.blogspot.com/
Buenos días ,muy súper interesante ,y un campo realmente mágico ,muy pronto voy a ir bendiciones
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