Autora Tania Fuentes.
Periferias, afueras, ensanches, extrarradios, conurbación, alrededores, aledaños; lugares de la ciudad rural y de pueblos citadinos. Encuentro de varios mundos. El margen que no sabe quedarse al margen. Flujo y movimiento constante. Existe en referencia al centro, y este centro lo condiciona, pero no lo define.
En el barrio de Guatiquía, en la localidad de Ciudad Bolívar. Bajo las torres de tensión, existe un huerto que se alimenta de los rayos del sol de la sábana, del bullicio del comercio y la gritería de los colegios aledaños. ASOGRANG se levanta detrás de algunas busetas, y a lo lejos se le ven ya las formas de la esperanza.
Allí fue donde conocí a Don Saulo, uno de sus asociados, afortunadamente me recibió con trabajo. A mí y a un grupo de personas que visitaban también esta experiencia. Empezamos muy pronto a descubrir el espacio un poco bajo la intuición un poco bajo lo que la tarea implicaba. Pues había que armar una paca de compostaje, bailar sobre ella, y cerrarla, no como una lasaña sino como una papa rellena. Tan forrada como fuese posible para evitar animales no tan favorables a esta, como los ratones o las moscas.
Después de este calentamiento; que seguro para todos fue un respiro de la vorágine de la ciudad, el trabajo de la tierra que como cualquier otro oficio artesanal nos conecta con el entorno y nos aliviana el pensamiento. Don Saulo nos invito al Fogón del Saber para realizarle la entrevista, y como estaba tan solicitado optamos Michael Cruz y yo por hacerla de forma conjunta.
La trayectoria
Don Saulo, para empezar, nos gustaría mucho saber en qué momento surge ASOGRANG.
¿Quién soñó por primera vez Asogran y quién fue compartiendo el sueño también?
Bueno, esto se inició como una forma de darle solución a una problemática de contaminación ambiental y de inseguridad que había en el sector. Las juntas de acción comunal se lucraban cobrando por viajes y viajes de volquetas de escombros que trajeran. Viendo tanta problemática y viendo que estaba en riesgo la vida de los habitantes por el mismo grado de inseguridad que había. Se envió una carta a las autoridades competentes, a la Alcaldía Mayor de Bogotá.
En la carta se les puso al tanto de la problemática, y se propuso un proyecto para que la comunidad lo pudiera atender, en ese momento hasta nosotros nos preguntábamos quién se compromete o quién le iba a hacer mantenimiento a eso. No se sabía quién, lo importante fue que se pasó la carta. Tenía que reunirse la comunidad para participar en unos talleres.
Arrumes y montañas y montañas de escombros que había, se reaplanaron de aquí hasta el borde del río. Todo eso quedó una cancha de fútbol, más o menos en el 2006. Mientras estábamos en la capacitación metieron bulldozer, motoniveladoras, aplanadoras. Cuando terminó la capacitación nos graduamos como 45 agricultores urbanos. Entonces ahí empezó la idea de intervenir el terreno para hacer un proyecto de soberanía alimentaria y agricultura urbana.
Para nosotros era inaudito que nos pusieran a cultivar en un terreno que era lleno de solo ladrillo, escombro, cemento. Sin embargo, los del Jardín Botánico nos dijeron, tranquilos que les vamos a enseñar a hacer nueva capa vegetal. Entonces empezaron a traer los residuos orgánicos desde abastos. Volquetadas y volquetadas. Y Se empezó a hacer el compostaje. Trajeron algunos viajes de tierra, se empezaron a hacer unos surquitos, empezaron a traer semillas, planticas, y se empezó a cultivar.
Miramos la necesidad de hacer una cerca porque en toda esa ronda del río había muchas vacas, y las vacas venían y se comían todos los residuos del compostaje. La comunidad estuvo ahí trabajando, como unos 18-20 haciendo la cerca.
Se siguió trabajando, se trajeron algunas lombrices, y empezamos a hacer lombricultura. Pero como todo proyecto va hasta donde hay plata. Se acabó la plata se acabó el proyecto. Entonces ¿qué pasó?. Nosotros ya sabíamos cómo trabajar el compostaje, trabajar la lombricultura, cómo cultivar, cómo sembrar, todas esas cosas. Yo tengo origen campesino, yo fui criado en el campo. Yo soy de Boyacá, de Paipa.
Yo me metí en este cuento, como buscando una alternativa porque había el rumor de que la empresa donde trabajaba la iban a cerrar, yo iba a cumplir casi 50 años. Entonces dije ¿dónde me van a recibir? ¿dónde voy a conseguir trabajo?.

¿Cuáles han sido los retos más importantes para ASOGRANG y cómo se han sorteado Don Saulo?
Yo decía, vamos a seguir produciendo abonos, pero no tenemos transporte para traer los residuos. ¿cómo vamos a hacer? Ahí podemos tener un problema. Entonces apareció un amigo del Jardín Botánico, y quería que le firmáramos algo para lo del Consejo de Bogotá. Entonces un día nos lo encontramos, yo le comenté que no sabíamos de donde sacar los residuos para que sea sostenible.
Él me dijo, no se preocupe, salió el acuerdo en el Consejo de Bogotá 344 de 2008 sobre manejos orgánicos. sí quiere yo le ayudo a hacer los estatutos y vamos a impulsar la construcción de esa empresa. Y vamos a capacitar a la gente y a aprender más sobre esto.
Lo inédito
¿Qué momentos han marcado la experiencia de ASOGRANG?
Se convocó un Foro Internacional sobre manejo de residuos orgánicos. Para ese momento el Distrito no tenía nada que mostrar. Solamente nos invitó a nosotros para que fuéramos a hacer una exposición. Nos pagó un stand para que hiciéramos la ponencia y presentáramos cómo hacíamos el proceso. En la exposición… eso fue en Corferias. Todos los otros países mostrando las tecnologías que aplican para el aprovechamiento de residuos orgánicos, todos hablaban de tecnologías de punta.
Y nosotros ¿cuál tecnología de punta? Nosotros no nos quedamos atrás. Les dijimos que nosotros también utilizábamos la tecnología de punta más antigua que hay. A punta de azadón, pica y machete. Entonces eso causaba emoción, y fue importante.
Salimos de allá y nos presentamos al concurso de una Bogotá mejor, donde quedamos de terceras. Nosotros teníamos que justificar en qué lo íbamos a gastar. Entonces nos metimos con foros, talleres, encuentros, unidades y una mano de actividades. En colegios de por aquí, en el Colegio Lara Bonilla, estuvimos en otros colegios así.

¿y qué pasaba con la tierra? ¿en manos de quién estaba la tierra?
Convocamos un encuentro a todas las secretarias del distrito a que vinieran a conocer la experiencia. Fueron como 33 entidades que participaron. Les dimos una vuelta por la huerta, y esa huerta estaba muy bonita, con muchos cultivos. Y la gente que felicitaciones, felicitaciones.
Pero nosotros dentro de sí teníamos una problemática. Y que el terreno no era nuestro. Y nosotros teníamos el riesgo de que sí nosotros nos poníamos a invertir, a cultivar y a meter mucho trabajo, el día de mañana de pronto nos podían sacar y entonces perdíamos nuestro trabajo. Entonces decidimos bueno, gracias por las felicitaciones, pero eso no es suficiente. Necesitamos que nos ayuden con esto, esto y esto.
Los obligamos a montar una mesa de trabajo, durante dos años, construyéndola Para que nos dieran un visto bueno, y nos dijeran que nosotros podíamos continuar aquí en una especie de comodato. Era una servidumbre de la empresa de energía de Bogotá, aunque tiene que ver la Defensoría del espacio público, el acueducto, el mismo Jardín Botánico, la secretaría de Hábitat. Porque ellos son también responsables de todo este terreno. La idea era asegurar el proyecto, así que amarramos todos los cabos para que no se nos fueran a escapar por ningún lado. Esto fue en el 2011 y bueno, ahí estamos.
¿Cuáles fueron las condiciones de ese comodato?
Esto mejor dicho fue como un acta, donde dice que tuvieron que elevar las consultas a cada una de las dependencias jurídicas. De cada una de las entidades, para ver qué riesgo tenía la entrega de ese terreno. Una de las condiciones era que más de esta clase de eventos no se puede hacer: únicamente temas de agricultura, educación, el tema de aprovechamiento. Lo otro es que no podemos hacer construcciones con ladrillo, por eso esta vaina es en bioconstrucción. Lo otro es que no podemos sembrar árboles muy grandes, no más de tres metros de altura. No puede haber vivienda, los únicos dueños son los perros, los gatos, las lombrices.
¿Cuál era el movimiento de los vecinos entorno a este espacio? Cuéntenos ¿de dónde eran ustedes vecinos? Y esa relación ¿cómo fue? Porque supongo que no fue fácil organizarse.
Lo uno, Yo soy residente de aquí del barrio Guatiquía. Otros de ahí de los barrios aledaños. De los que se iniciaron aquí, entraron personas incluso desplazadas. Pero muchos querían llenarse de plata, y esto no es para uno llenarse de plata, esto es porque a uno le nace. Porque uno quiere, porque a uno le gusta.
Cuando empezó la asociación la misma gente nos decía que ese proyecto no podía funcionar ahí, que porque era un foco de vectores, roedores y no sé qué más cosas… Entonces nosotros también nos metimos por el medio ambiente. Y preguntábamos, bueno ¿y ustedes qué están haciendo por el medioambiente?.
Ustedes no saben el valor que tiene esto y el aporte que se le hace al tema de salud. Porque esto se convierte en una especie de pulmón por el oxígeno que producen las plantas.
Actualmente ¿Quiénes son ASOGRAN? ¿quiénes participan en las actividades o quiénes pueden participar?
ASOGRANG es una asociación, se llama Asociación de granjeros de Guatiquía. Tiene unos asociados, tiene una junta directiva. Y es una organización ambiental sin ánimo de lucro, que está registrada en Cámara de Comercio. Tenemos que cumplir con la normatividad como es presentar los balances, los estados financieros, la renovación de la matrícula mercantil. Presentar la declaración de renta. Se lleva un registro de la actividad económica y con eso se establece la contabilidad, y tiene que ser aprobada por la asamblea.
Somos ocho asociados: Doña Yolanda, Don Raúl, Doña Nubia, Fernando que no está, Doña Aura, Don Ramón, un abuelito que tiene 88 años. Y yo. Bueno en realidad, somos siete porque hay uno que no ha vuelto.
Y sí llega otro que está interesado y quiere hacer parte, claro, bienvenido.
¿cómo hacen la distribución de trabajos? ¿quiénes participan y qué hacen, Don Saulo?
Aquí, lo uno los trabajos se hacen de acuerdo con las prioridades que haya. Hay algunos trabajos que hay que hacer. Ahora mismo la prioridad es la recolección de amaranto. Por lo menos ahí está Fernando, él está interesado en embellecer la parte de allá, va a hacer un mural. A él le gusta trabajar esas cosas. No le gusta meterse con el amaranto, que, porque le salen arañas y él le tiene pánico a las arañas, y se le suben; entonces prefiere hacer otros trabajos.
Cuando se acerca la temporada de lluvia entonces vamos a preparar la tierra, entonces vamos a echar azadón. Sí se vinculan los estudiantes de voluntariado, entonces los ponemos a echar azadón.
¿cuándo es la época de lluvias?
Más o menos en marzo, tenemos ahorita lo que es a finales de enero y febrero, recoger todo el amaranto. Y en marzo preparar la tierra. Empezamos a guadañar, a arreglar el pasto. Para cuando empiece la lluvia empieza el tema de la siembra.
Y ya por ahí en abril, mayo, junio, empieza a reverdecer con todos los cultivos. Esto se pone hermoso. Hombres, mujeres, niños, lo que sea, el que venga y que quiera trabajar por eso no le ponemos problema.
En relación con la localidad y con las instituciones públicas ¿cómo funciona la colaboración o hasta qué punto sucede?
Ahorita mismo estamos inscritos en los encuentros ciudadanos con el Consejo Local de Planeación, participamos en la mesa de comisión medioambiental y sí alguna entidad nos solicita que quiere venir a conocer que quieren participar. Claro, las puertas están abiertas.
¿Y con los vecinos? ¿cómo se ha construido la relación con los vecinos? Que al principio les peleaban por los vectores y ahora hemos visto que le han traído materia orgánica.
Lo tienen ahora, mejor dicho, como un espacio que les ayuda a solucionar parte de la problemática. Dicen, por ejemplo: mire que tengo unos muebles, yo no los voy a botar ¿a ustedes les sirve?, claro, tráigalos. Tengo un poco de madera, listo, lo que no sirve, leña para la leña. O de pronto se necesita para hacer una cerca. Hay veces que cuando hacemos la chicha, “Quiubo vecino, ¡la chicha!”. Entonces venga tal día.
Que vienen a hacer mercado cuando hay bastante producción, cuando hay cosecha.
¿O sea están vienen y están pendientes de los productos para comprarles?
Claro, que la tierrita para el jardín. Que las maticas, que el abonito, que todas esas cosas. Que necesitan la matica de lechuga, de cilantro, que de todo. La gente viene. Entonces son cosas que han ido mejorando.
Respecto a la producción de alimentos, ¿cómo se distribuye esa producción de alimentos para ustedes y el excedente? ¿cómo hacen ustedes para llevar control?
Los productos a los asociados se les da, dependiendo como esté la cosecha, quincenal o mensualmente se les da un mercado. Entonces es cómo: “¿usted qué quiere llevar?”.
Quiere llevar lechuga, quiere llevar espinaca, quiere llevar arveja, lo que haya. Y lo otro, se participa en mercados campesinos de la Plaza Bolívar, del Jardín Botánico. Se participa en mercados agroecológicos de distintas partes.

¿y ustedes están pendientes de la convocatoria, o a ustedes los llaman?
El jardín Botánico y la secretaría de desarrollo económico tienen un programa, una plataforma donde cada año nos invitan. Que para que asistan, que hay mercado en tal parte. Entonces allá nos programan. Nos dicen “¿con qué productos van a participar?”. Y nosotros miramos de acuerdo con lo que haya. Se ofrece lo que hay. Y lo otro, los vecinos llegan aquí a comprarnos.
De todo eso se lleva un registro, y con eso después se eleva a factura para crear un soporte y que en contabilidad elaboren el informe. Por ley, debemos tener una cuenta de ahorros o cuenta bancaria. Y cualquier recurso sí llega platica o se vende algún producto, entonces consígnemelo ahí. La mayoría de eso se reinvierte para mejorar las condiciones, para mejorar lo que se necesite. Y si los recursos no alcanzan, hacemos una actividad financiera. Conseguimos lo que nos haga falta y mejoramos las cosas.
Otra pregunta, relacionada con el tema de la agricultura, usted me dice que tiene orígenes campesinos. A través de esos orígenes podía digamos rescatarlos acá un poco. ¿cómo ha sido ese proceso de ustedes y aprender entre ustedes para mantener este espacio durante ya catorce años?
Lo uno, la vinculación a las diferentes actividades, por eso decimos que los trabajos se programan, hay unos trabajos que se programan semestralmente. Digamos los trabajos grandes como la cosecha del amaranto, el trillado del amaranto. La preparación de la tierra, la siembra, los semilleros, tenerlos listos cuando la tierra esté preparada. Se va vinculando a las personas. Y esto tanto asociados como voluntarios.
Cuando uno está haciendo una cosa el otro está haciendo otra. Ahora mismo ellas están cocinando, y cuando uno se tiene que meter en la cocina también se mete.
Cuando hacemos esas actividades económicas, yo también me meto a la cocina, porque hay que apoyar. Yo por ejemplo les hago una sopa de quinua que les encanta. Yo me meto a la cocina.
Que se cayó tal cosa, la semana pasada conseguimos plásticos y entre cuatro nos dedicamos y en un rato lo reparamos.
Hay una organización campesina en Fusagasugá que realiza unos encuentros que duran casi una semana. Pagamos la participación allá, y hace como tres años una fundación me pagó el cupo y la estadía allá. Va uno, se actualiza, y ya con los estudiantes, bueno vamos a hacer un taller para hacer tal clas
e de abono. Todo lo ponemos en práctica.

¿Cuál es el secreto para mantener una experiencia de tantos años?
Conocer el tema es lo primero, conocer lo que es la agricultura. Lo otro es; la responsabilidad, la seriedad, y la honestidad. Uno tiene que ganarse la gente, tener un liderazgo, tener confianza. Tener credibilidad para que la gente confíe en uno y continúe. Y no hacerse ilusiones de que uno se va a llenar de plata, porque sí uno se hace esas ilusiones seguro que uno no va a llegar a eso. La idea es que esto lo convierta uno en un espacio de encuentro.
¿Hacia donde camina ASOGRANG? ¿Cuáles son las tareas pendientes y los temas aún por trabajar?
Ya casi que vamos a tener material para escribir, vamos a ver si contactamos un escritor o un investigador que nos edite un libro de toda la experiencia, de todo lo que se ha hecho y de lo que se está haciendo.
Apuntamos hacia cómo eliminar toda esa cantidad de químicos que se le echa a los cultivos y que eso viene a dar al organismo de uno. Y por eso todas las enfermedades que se padecen. Y darle una solución en gran parte, a la problemática de las basuras.
Aquí hay varias cosas, lo uno; mejorar cada vez más las condiciones de trabajo, cómo pudiéramos llegar a procesar y producir todos los alimentos que se cultivan acá. Hay que profundizar más en la investigación o cómo nos podemos documentar más y cómo podemos sistematizar toda la información que tenemos, que hay.
Como experiencia de agricultura urbana ¿qué siente usted Don Saulo que ha sucedido de forma especial aquí?
Lo uno, lo que yo siento es una satisfacción de contribuir con todos estos temas, de lo medioambiental, de la nutrición, de la alimentación, de cómo uno se adentra en las alternativas alimenticias; como lo es el amaranto. Las investigaciones que se han adelantado, prestarle un servicio a esta juventud. Hay muchos profesionales que salen y no han tenido la oportunidad ni siquiera de estar en un campo y que no conocen ni saben cómo se produce un alimento que está todos los días uno consumiendo.
Gracias infinitas a Doña Yolanda, Don Raúl, Doña Nubia, Fernando que no está, Doña Aura, Don Ramón, y a Don Saulo. Por la construcción de este espacio donde uno se permite no solo contemplar la belleza sino sembrarla, cuidarla, cosecharla y comerla día a día.
Para más información acerca de Asogran te puedes poner en contacto con el señor Saulo al número de teléfono +57 314 4476754
Me pareció super interesante, ese gran proyecto, es así como nos damos cuenta que el quehacer del campesino es muy importante, y que la tierra se deja trabajar aprovechando los espacios en la cuidades grandes como lo es Bogota, muchas felicitaciones y seguro que esto va a marcar la diferencia.
Me gustaMe gusta