Desde temprana edad, Juan sabía que quería dedicar su vida a un propósito más trascendental que el típico proceso de nacer, estudiar, trabajar, reproducirse y morir. Juan Franco es rolo, hijo de una bogotana y un francés, tiene 27 años y es el menor de la casa, además, de ser un amante de la historia es un apasionado por la lucha contra el cambio climático. Desde hace más de 5 años, este joven colombiano se ha dedicado a promover el amor y el arraigo al territorio para la reforestación y conservación de ecosistemas estratégicos en la región cundiboyacense. En esta edición de 3Colibrís tenemos el gusto de compartir su inspiradora historia y la de UMSTANDA la fundación que él lidera.

Para tener un diploma hay que ir a la universidad, pero, para cambiar el mundo hay que tener pasión
A sus 14 años, después de haber pasado por varios colegios en Bogotá, Juan le dijo a sus papás que quería estudiar medio tiempo para poderse dedicar a proyectos sociales y buscar su verdadera vocación, de este modo, Juan prestaba servicio social, con amigos de su barrio recolectaba recursos para regalar mercados en los barrios más vulnerables de la ciudad. También, realizaba jornadas pedagógicas sobre el aprovechamiento del tiempo libre en la Ciclovía y el Jardín Botánico, éstas serían sus primeras experiencias de apropiación del espacio público para el desarrollo de procesos sociales.

A pesar de participar en estos espacios comunitarios, Juan sentía que todavía no encontraba su vocación, aquello para lo que está llamado, sabía que fuera lo que fuera, tendría que ver con servir a otros, movido por la influencia religiosa en su familia, ya que su hermana mayor es monja, comenzó a involucrarse en espacios sociales desde la fe católica, a pesar de que con frecuencia le decían que estaba muy pequeño para vincularse a esos espacios. No obstante, Juan esperó a terminar el colegio para irse dos meses a Fresno, Tolima a una inmersión con comunidades que sería la oportunidad perfecta para saber si el sacerdocio era lo suyo.

Después de acompañar innumerables misas y ritos religiosos, Juan sentía que desde la perspectiva religiosa no se lograban atender las necesidades reales de las comunidades campesinas con las que convivía, de manera que entendió que su inquietud vocacional, no seguiría un camino religioso.
Continuando con su búsqueda vocacional, Juan decidió viajar a Francia para estudiar psicología en la Universidad París 8, que fue la primera universidad para trabajadores nacida en el seno de la Revolución de Mayo de 68. En 2013, terminó su pregrado, en 2015 finalizó su primera maestría en Adolescencia y Desarrollo y en 2018, su segunda maestría en Cognición Humana, sin embargo, Juan sentía que a través, de la psicología podría contribuir al bienestar de los demás, pero, era en sus proyectos alternos dónde encontraba que sus preguntas vocacionales adquirían un sentido más profundo.
La mirada terapéutica de luchar contra el cambio climático
En una mañana de verano, después de muchas preguntas, conversaciones con amigos y colegas sobre cuál podría ser su propósito de vida, en un contexto muy distinto al que se crío lejos del tráfico y la desigualdad a la colombiana. Entonces, Juan tuvo un momento: ¡Ajá!, caminando por uno de los parques de París, se dio cuenta de que entre más tiempo pasaba en los bosques y entre árboles, más tranquilo se sentía y más lejanas veía sus preocupaciones, así comenzó la curiosidad de Juan por los bosques, leía de manera insaciable sobre bosques, permacultura, parques y árboles nativos.
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En una de sus búsquedas, Juan encontró que gracias al cambio climático cada vez es menos posible disfrutar de lugares como el parque que tanta tranquilidad le traía, también, encontró que en abril y mayo ya hemos gastamos los recursos naturales mundiales disponibles para cada año. Movido por esta preocupación un nuevo capítulo inició en la vida de joven psicólogo: El activismo por la lucha contra el cambio climático.

Según el último informe elaborado en 2019 por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), existe evidencia científica sobre el creciente impacto de los niveles de calentamiento global, entre 2011 y 2015 la temperatura mundial aumentó 0,2ºC., por otra parte, el incremento del nivel del mar promedio que desde 1993 hasta ahora era de 3,2 mm por año, de mayo de 2014 a 2019, pasó a ser de 5 mm por año.
Umstanda, recorrer para recordar
En 2014, desde París Juan le dio vida a Umstanda, una mezcla de palabras de origen muiscao Ums = tierra o lugar de labranza Tanda= Dioses, autoridad para honrar el lugar sagrado que ocupa la tierra en nuestras vidas. Desde sus orígenes, con Umstanda Juan ha buscado conectar a los habitantes cundiboyacenses, especialmente, a los bogotanos con la riqueza biocultural que, ancestralmente, nos convirtió en una sociedad digna de leyendas cómo la de El Dorado.
El ADN de Umstanda es unir iniciativas, conocimiento y personas para la preservación de los territorios. Recorrer para recordar, es decir, recorrer el territorio, andar por él, perderse en él para recordar que un día Bacatá y sus alrededores fue un territorio grande, capaz de convivir en cooperación y conexión con la Pacha Mama tal y como nuestros hermanos indígenas nos han enseñado a lo largo de la historia.
Umstanda nació como un espacio que ofrecía caminatas por el centro de Bogotá, en español y francés para locales y turistas. Más adelante, comenzaron a realizar caminatas por territorio rural de Bogotá, el 74% de la superficie terrestre de Bogotá es rural. Posteriormente, incursionaron en caminatas rurales en la región cundiboyacense, la primera caminata fue en los Farallones de Susatausa, lugar predilecto para amantes de la aventura, donde se puede practicar senderismo, escalada y ascenso de montaña, entre otras actividades.

En las caminatas participan niños, niñas, jóvenes, adultos mayores, campesinos, son la excusa perfecta para salir de la rutina, conocer personas con la misma pasión por la preservación, pues, muchos caminantes van solos y en el camino hacen nuevos amigos. Juan cuenta que una de las experiencias que le cambió la vida y le hizo saber que había escogido el camino correcto fue la visita a Sumapaz: “¡los paisajes y las lagunas hacían que todo se viera tan sencillo!, a pesar de que a veces vamos a mil por hora y se nos olvida lo esencial”.
En 2019, con donaciones de ciudadanos franceses y con todos los ahorros de la vida de Juan, Umstanda adquirió un lote que lleva su mismo nombre, ubicado en La Mesa, Cundinamarca a 1 hora de Bogotá, una finca de casi una hectárea que busca ser un paraíso para la conservación, con la reforestación de especies nativas, el cuidado de flora y fauna endémica, en el lote se pueden ver ardillas, mariposas y pájaros. Umstanda es un espacio para la agroecología, la permacultura, el turismo sustentable y consiente.
Cada año se entrega el Premio Umstanda al liderazgo ambiental, que reconoce los esfuerzos comunitarios que se tejen en territorio cundiboyacense para proteger los ecosistemas estratégicos a través, de la autogestión, en 2019 se celebró la segunda edición del premio, la organización comunitaria Los Soches fue homenajeada con este galardón.

En Umstanda puedes:
- Contribuir a la conservación de fauna endémica.
- Intercambiar semillas.
- Realizar avistamiento de aves.
- Prácticar senderismo.
- Visitar fincas campesinas.
Cambiando la manera de hacer turismo en Colombia
Cuenta Juan que en el futuro sueña con convertirse en un embajador mundial de la rica diversidad biológica que tenemos en la región cundiboyacense, contagiando el amor y el arraigo por el territorio y promoviendo formas de turismo respetuoso con la Pacha Mama, “los pueblos latinoamericanos tenemos la joya de la corona y no la cuidamos”, dice Juan.
La proyección es que para el futuro la finca Umstanda se convierta en una biblioteca con historias Chibchas, para el trueque de saberes, semillas y sabores, que funcione como una plataforma para la conservación que conecte iniciativas afines en todo el país.

Con su trabajo, Juan nos recuerda que cada acción que emprendemos a diario puede ser la oportunidad para contra restar los efectos adversos del cambio climático que ya es una realidad en el mundo entero, y que en Latinoamérica comienza a manifestarse en cambios en los regímenes de lluvias, en algunos lugares los veranos son más largos, en otros por el contrario, los periodos de lluvia son más prolongados e intensos, echando a perder los cultivos y poniendo en riesgo nuestra seguridad y soberanía alimentaria.
Puedes ponerte en contacto con Umstanda en su página de Facebook: Umstanda
Te felicito; hermosa labor de un joven que rompe los paradigmas de la amor hacia la naturaleza; y el smog de las ciudades. Linda vocación de dar amor a todo lo que le rodea y lo mas importante es enseñar a otros y compartir bellas experiencias. Entiendo como cambia nuestra salud mental y física cuando nos alejamos durante unos minutos del ruido de los vehiculos; de las fábricas. Siempre adelante…
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