Por. Ana Prada. Fundadora de 3colibris.
En Colombia estamos a puertas de un plebiscito en el que los colombianos saldrán a las urnas a dar su opinión sobre los Acuerdos de Paz y la terminación del conflicto armado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC), actores históricos del conflicto armado en el país suramericano, un hito para la historia del país. En este contexto, y en el marco de la Semana por la Paz, que desde hace 26 años celebramos los colombianos llenos de esperanza, quiero compartir mis reflexiones sobre la paz como una posibilidad de enaltecer la existencia humana.
Indistintamente de nuestras creencias religiosas o espirituales, no podemos perder de vista que lo más trascendental está aquí abajo, en nuestra vida cotidiana, no creo mucho en la tradicional afirmación colombiana de que «el que peca y se reza empata», considero que los modelos de vida deseada, plena y feliz, lo que los católicos conocen como el reino de Dios, los budistas como el Nirvana o algunas comunidades indígenas como Sumak Kawsay (Buen Vivir), se construyen en el día a día en las relaciones que establecemos con los otros y con la naturaleza.
El pasado 5 de septiembre de 2016 Hossain B. Danseh (fundador y presidente del instituto Internacional de Educación para la Paz) afirmó que sabemos más de violencia que de paz, nos resulta más fácil identificar una acción o un comportamiento violento que de paz. Si bien, autores como Jared Diamond nos hacen comprender el papel que la violencia y las guerras han jugado en el desarrollo de las sociedades y en la historia que conocemos, siempre contada desde la voz de los vencedores, la construcción de paz es la oportunidad perfecta para enaltecer nuestra humanidad por encima de cualquier ideología política, religiosa o economía.
la construcción de paz es la oportunidad perfecta para enaltecer nuestra humanidad por encima de cualquier ideología política, religiosa o economía.»
Por otra parte, en contexto de conflicto armado como sucede en Colombia desde hace tantas décadas, el encuentro entre víctimas, victimarios y demás personas de la sociedad es fundamental para aprender del perdón, la esperanza y nuestra fuente de vida para construir horizontes distintos. Cuando vives en un país en guerra, tienes una manera particular de relacionarte con los otros, en ocasiones mediada por el miedo y la desconfianza en el otro, sin embargo quienes no hemos vivido directamente el flagelo de la guerra tenemos que aprender sobre el perdón y la reconciliación de quienes lo han sufrido, y a cambio debemos ofrecer comprensión y empatía, porque su dolor realmente nos duele.

Fuente: 3colibrís.
La paz es una cuestión política (en la que los gobiernos y sus decisiones de política pública son fundamentales) que comienza en nuestra cotidianidad, es como el amor una decisión y una permanente negociación, que se manifiesta en una sonrisa, en un abrazo, en escuchar-se y en comprender cuál es el sentido de nuestra vida. No pienso que el ser humano sea bueno en esencia, lo bueno y lo malo están permeados por la cultura y son una construcción social, lo que es bueno en un contexto puede ser malo en otro, sin embargo, estoy convencida de que cuando una persona se ama a sí misma y es capaz de verse en el otro, le va a costar hacerle daño al otro, porque entiende que se está haciendo daño a sí misma.
Para cerrar los dejo con esta reflexión del S.J. Elías López.
«No hay nada más humanizante que dar amor a quién no se lo merece»