María Fernanda Gutiérrez Quiroga*
La guaquería o la explotación minera tradicional de esmeraldas es una práctica que históricamente ha sido clave para el occidente de Boyacá, ya que por décadas ha representado la fuente principal de sus ingresos. Sin embargo, depender de la esmeralda se ha vuelto cada vez más difícil. Uno de los fenómenos que dificultó el desarrollo de la guaquería fueron los conflictos generados desde la década de los 60 por establecer un dominio sobre la explotación y comercialización de la esmeralda. Esta dificultad se traducía en el hecho de que guaquear en este contexto implicaba poner en peligro la vida, ya que la extracción de la gema se daba en el marco de unos enfrentamientos entre distintos grupos armados que buscaban tener el control sobre las minas. Por ello, algunos guaqueros que piensan dedicarse al cultivo del cacao, afirman que la esmeralda es como una enfermedad que trae consigo muchos males. A su vez, ejercer la guaquería se ve dificultado por el hecho de que no se tiene la certeza ni la seguridad de que siempre se logrará encontrar una esmeralda.
Según El Tiempo, las condiciones de explotación de la esmeralda han mejorado, en la medida en que esta actividad se encuentra cada vez más regulada y controlada legalmente. En particular, este mejoramiento es atribuye a que la explotación ahora se encuentra bajo el control de la empresa extranjera Minería Texas Colombia (MTC). Si bien el presidente de esta empresa, Charles Burguess, argumenta que la toma de las minas por parte de la MTC ha contribuido en acabar la violencia y en mejorar las condiciones de los esmeralderos, la guaquería aún se encuentra en un estado de crisis y precariedad.
Una forma de afrontar las crisis de la guaquería ha sido a través de la organización y la asociatividad. Dentro de estos procesos, se encuentra el de una fundación que busca encontrar en el cacao una alternativa a la esmeralda. El papel de la fundación resulta clave, ya que ha incidido en la consolidación de proyectos locales de cultivos del cacao que buscan generar ingresos para guaqueros y campesinos
Para uno de los cultivadores de cacao, pertenecer a esta asociación lo ha beneficiado, dado que ha mejorado sus condiciones de productividad. Durante el recorrido por su finca, me contaba que luego de crear la asociación, los precios y el acceso al mercado habían mejorado. Asimismo, el cacao se constituye para varios pobladores en una forma de construir un futuro más rentable y con menos incertidumbres, algo que no se podía conseguir a través de la esmeralda.
Durante una charla
colectiva con ingenieros agrónomos e integrantes de la asociación local, varios de los miembros afirmaban que la presencia de la fundación y, en general la de MTC, ha sido beneficiosa para el occidente de Boyacá. Por una parte,
dicha fundación ha permitido la consolidación
de los proyectos en torno al cacao. Por otra parte, una serie de programas e
incentivos, como las becas de
estudio, financiados por la empresa
minera han contribuido a mejorar las condiciones de vida en la zona.
Sin embargo, estas opiniones positivas sobre la presencia de la MTC y el apoyo de la fundación no es generalizada y trae más preocupaciones que esperanzas. uno podía escuchar que, más que esperanzas, la presencia de la MTC traía solo preocupaciones. Una de las cultivadoras de cacao me contaba con indignación cómo el apoyo de la fundación y de la MTC no pasaba de las charlas y los almuerzos comunitarios. “Yo no necesito que me digan cómo sembrar porque eso ya lo he aprendido con los años, lo que necesito es una financiación que me permita prosperar con el cacao” Por ello, la iniciativa de reemplazar la esmeralda por el cacao no es del todo aceptada.
De hecho, para uno de los líderes de una asociación de mineros tradicionales, las iniciativas de reemplazar la esmeralda por el cacao no son más que una táctica de la MTC para sacar del mercado a los guaqueros y así poder monopolizar la producción de las minas de esmeralda. Para él, lo que obstaculiza el desarrollo de la guaquería son las regulaciones que el estado crea para la minería benefician únicamente a transnacionales tales como la MTC. En particular, este es un problema que resulta de la visión estigmatizada que el Estado, la MTC y varios medios de comunicación han promovido sobre los guaqueros. Es una visión que califica a los guaqueros como criminales, que explotan y extraen esmeraldas fuera de los marcos de la ley.
En ese sentido, para algunos líderes mineros, la solución ante la crisis radica más en construir organizaciones y asociaciones que luchen por la persistencia de la minería tradicional o la guaquería. En particular, es una lucha por la creación de normas que, primero, reconozcan al guaquero como un minero legal y formal. Segundo, es una lucha por generar normas que garanticen la seguridad de la práctica tradicional.
En ultimas, para este
líder, la asociatividad representa una forma de lucha y resistencia contra todo
aquello que obstaculiza la persistencia de la guaquería. Luchar por esta
persistencia vale la pena, porque la guaquería y todas las prácticas que se
generan alrededor de la comercialización de la esmeralda continúan siendo
viables e importantes para que las comunidades subsistan y se mantengan en los
territorios. Más que un trabajo, es una tradición ancestral que se viene
construyendo desde la época precolonial.















*María Fernanda Gutiérrez Quiroga es estudiante de antropología de la Universidad del Rosario. Su principal objetivo es poder visibilizar los problemas socioambientales que atraviesan los diferentes territorios en el país, principalmente, los territorios rurales. Fue miembro del Consejo Estudiantil de la Escuela de Ciencias Humanas. Formó parte del grupo de logística que organizó el XVI Congreso de Antropología en Colombia y en el V congreso de la Asociación Latinoamericana de Antropología el cual se realizó del 6 al 9 de junio del 2017. Formó parte del proyecto de intervención en Jimain, territorio arhuaco de la Sierra Nevada de Santa Marta, el cual fue realizado por la Escuela Intercultural de Diplomacia Indígena de la Universidad del Rosario en el mes de abril del presente año.