Mi maestro de agroecología más joven.

Si enseñamos a los niños a hacer las cosas con amor, cosecharemos adultos amorosos y solidarios, si enseñamos a los a amor el campo, cosecharemos esperanza.

Esta lección me la enseñó Leandro Tondeur Hernández, un nicaraguanse de 11 años que sueña con ser grande cuando grande, aunque para mí ya es un grandote.  Leandro, sin ayuda de nadie me guió por Gualca que significa en nahualt «lugar agradable donde se vive bonito», la Finca Agroecológica pertenece a su familia y se encuentra en Condega, del departamento de Estelí. Este joven habido en conocimiento me explicó entre muchas cosas porque el Bore y la Malanga no son lo mismo y lo mucho que le fascina comer malanga.

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Leandro nos presenta como en pequeños espacios se pueden desarrollar cultivos de pancoger y para vender. Fuente: 3colibrís.

Franck, el papá de Leandro es un belga que hace 30 años se enamoró de este país y comenzó a construir Gualca en 1989,  cuenta que no ha sido fácil sacar adelante la finca, inicialmente la familia tuvo que hacer todo un trabajo de recuperación de suelos sin percibir muchos ingresos, además, permanentemente tienen soportar las inclemencias del clima y como si eso no fuera suficiente, tienen que sobrellevar la aguerrida competencia con productores locales e internacionales, sin embargo, Franck cuenta que el trabajo en familia hace más fácil sobrellevar estos percances.

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Él es Franck, el papá de Leandro quien lleva la batuta de Gualca. Fuente: 3colibrís,

Leandro y su familia tienen un restaurante agroecológico en el mismo municipio que lleva el mismo nombre de la finca que se encuentra a tan solo 15 minutos de la finca caminando, Condega es mayoritariamente rural y tiene una ubicación estratégica a una hora de Estelí, destino turístico por excelencia. Lo que pocas personas saben sobre el restaurante Gualca es que todos los platos ofrecidos en el menú son elaborados con alimentos producidos en la finca de manera agroecológica, con técnicas biointensivas.

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El restaurante lleva el mismo nombre de la Finca, ubicado sobre la carretera es la mejor opción para quienes transitan por Nicaragua haciendo turismo. Fuente: 3colibrís.

La estrategia de la familia ha sido diversificar la producción y los canales de diversificación, la creatividad y la innovación ha sido fundamental en este proceso. Con menos de 5 hectáreas la familia tiene en su finca un banco de semillas vivo, cultivos de hortalizas, frutales, plantas medicinales, tubérculos, un espacio para la elaboración de vinos, lácteos, conservas, encurtidos, además, reciben visitantes interesados en aventurarse en un impresionante plan ecoturismo, que incluye caminatas, visitas a ríos y el disfrute de la alucinante biodiversidad nicaraguense.

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En el restaurante se comercializan alimentos producidos con los alimentos cosechados en la finca, también se venden artesanías elaboradas por personas locales. Fuente: 3colibrís.

La planeación, previsión y el trabajo en equipo de la familia Tondeur han sido factores fundamentales para la continuidad de Gualca, cabe recordar que Condega es un territorio en contante riesgo de Huracán, como el Mitch que arrasó con todas las fincas del sector en 1998 menos con la de los Tondeur.

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Incialmente, mientras se recuperan los suelos se evidencia una caída en la productividad, no obstante. con el tiempo los cultivos se hacen más resistentes y productivos al recibir nutrientes provenientes de suelos sanos, abonos orgánicos y biopreparados. Fuente: 3colibrís.

Mi mayor alegría de esta corta visita al país centroaméricano fue aprender de Leandro y de Franck que lo que aprende con amor se enseña con amor, que uno de los mayores problemas que enfrenta el campo: la migración de jóvenes del campo a la ciudad, es un problema difícil pero no insolucionable, tenemos que reinventar la forma como vemos y nos relacionamos con lo rural, dialogar con las nuevas tecnologías, conectarnos con las ciudades, construir un campo diverso y con oportunidades, los jóvenes debemos enamorarnos del campo porque cada día necesitamos alimentarnos de productos que por más transformados que sean han sido cultivados en su mayoría por campesinos, especialmente en Latinoamérica, no podemos olvidar que es nuestra existencia lo que está en juego y debemos transmitir nuestro amor a los niños, en medio de un panorama tan agreste y violento todos debemos ser Custodios de Esperanza.

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Centro agroecológico

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Cuando enseñamos con amor sembramos semillas de esperanza. Fuente: 3Colibrís.

3 respuestas a «Mi maestro de agroecología más joven.»

  1. Estoy absolutamente convencida que debemos sembrar primero en nuestro interior para poder transmitir con el mismo sentimiento de amor que ellos y ellas recibirán. En la escuela donde trabajo en Puerto Viejo, Talamanca, Limón, Costa Rica, los docentes y las docentes sembramos amor en nuestro corazón para enseñar con amor, conociendo a cada niño y niña, viendo a sus ojos, sus temores, sus ansiedades, sus ilusiones…
    «Siembra una caricia en ti,
    siembra una sonrisa en ti,
    siembra la ternura en ti,
    y verás que puedes compartir»…. (María Emma Prada, colombiana)

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