Ella es doña Evelia, una campesina colombiana que todos los días se levanta para preparar a su esposo, hijos y nietos sus tradicionales arepuelas de trigo que aprendió a preparar de su abuela cuando era una niña. Doña Evelia también se esmera por cuidar a sus gallinas, sus cultivos de mora y aromáticas en una pequeña parcela que no supera el cuarto de hectaréa.
En Colombia las prácticas culturales y económicas campesinas corren un serio riesgo de exintiguirse. Consumir local y campesino en una alternativa para preservar un parte de nuestras identidades.