A propósito de la ley del Centro Nacional De Memoria Histórica De Colombia: Vicisitudes presentes en la construcción de memoria histórica para las víctimas de minas antipersona en el marco del conflicto armado.
Por Luis Carlos Chavez, Comunicador Social y Máster en Derechos Humanos de la Universidad Nacional de La Plata.
Lo inconsciente no se esconde en Profundidades insondables, sino que está en la superficie. «La verdad está ahí fuera» Slavoj Zizek.
¿Cómo construir historia dónde no hay un pasado, un presente y un futuro posible?, el municipio de Samaniego es un pueblo rural ubicado al sur de Colombia en el departamento de Nariño, donde la implementación de minas antipersona como arma de guerra sigue siendo un hecho (pasado, presente y futuro), que irrumpe constantemente con su des-sintonización a las condiciones de la narración de los procesos históricos de las victimas producto del terror del conflicto armado en Colombia.
El 20 de diciembre de 2011, mediante el decreto presidencial número 4803 del Gobierno de Colombia, se crea la estructura del Centro de Nacional de Memoria Histórica (CNMH), que busca iniciar procesos de reparación simbólica y material a partir de la reconstrucción de los hechos “vividos” por las víctimas del conflicto armado en Colombia, en el marco de la política justicia y paz, ley de víctimas y los Diálogos de Paz en las mesas de conversación de la Habana, Cuba.
…»el proceso de reconstrucción de memoria propuesto por el CNMH, ha tenido como constante el surgimiento de interrogantes sobre la importancia y disputa de la condición de “tiempo” como trayectoria cronológica para narrar los hechos vividos por las víctimas del conflicto armado»…
Fotografía: Fuente propia. Tomada el 10 de diciembre de 2013 en la carretera camino a Samaniego, Nariño. Un tradicional medio de transporte para los pobladores de las zonas más retiradas.
Sin embargo, el proceso de reconstrucción de memoria propuesto por el CNMH, ha tenido como constante el surgimiento de interrogantes sobre la importancia y disputa de la condición de “tiempo” como trayectoria cronológica para narrar los hechos vividos por las víctimas del conflicto armado, dando como resultado una controversia al interior de la política del CNMH, ya que para las víctimas su “tiempo” real no es del todo compatible con lo que el CNMH contempla cómo “el proceso de reparación simbólica y material a partir de la reconstrucción de los hechos vividos por las víctimas del conflicto armado en Colombia”.
Desde los términos de la narración, es claro que para muchas de las políticas públicas, donde la importancia es relatar los hechos que “han sucedido”, como es el caso del CNMH, el “tiempo” se traslada y se ubica “en el pasado” como un hecho que ya no volvió a ocurrir; Pero ¿Qué significa para el sujeto del –YO- inconsciente, una negación en tanto narración de la realidad y lo real de los hechos y sus marcas en la subjetividad en el tiempo presente «actual»?, ¿Qué significa este aspecto para este tipo de política pública?
Para esta inquietud, es importante narrar el cuadro esquemático que explica porqué el “tiempo actual” es tan importante para la narración del conflicto y los procesos de reconstrucción de memoria histórica en el marco de los procesos de verdad justicia, paz y garantía de la no repetición.
Según la referencia, la palabra “actual” como definición gramatical refiere a lo concerniente, pero también lo perteneciente a los hechos, acontecimientos y sucesos que relacionan al tiempopresenteo al “hoy”; En el caso del municipio Samaniego existe un punto importante en el conflicto armado, ya que este conflicto se da como forma de control de los territorios, instaurando como arma de guerra el sembrado de minas antipersona que se usaban precisamente para el control del movimiento de la población civil del municipio e intentaba restringir el acceso de las fuerzas armadas estatales al territorio montañoso.
Es así que la implementación y fabricación de minas antipersona da una particularidad a la concepción del conflicto armado, configurando una nueva versión del conflicto diferenciada de lo que comúnmente se percibe en el ámbito colombiano. El que las minas antipersona, sean utilizadas como estrategia de guerra, que su fabricación e implementación no tengan registro de detección por ser artefactos de construcción casera de alto impacto por su explosión, hace que víctimas y problemáticas de carácter social, sicológico y natural rebasen la concepción de reparación, tratamiento y narración de las vivencias de las víctimas del conflicto armado.
Lo que diferencia estos artefactos de otros, en cuanto a la utilización de minas antipersona y su relación con esta nueva versión de conflicto es su función, que no se limita a un tiempo determinado, es decir, estos artefactos pueden seguir activos durante 50 años o más hasta desactivarse, según los relatos de población civil y organismos acompañantes, desde el año 2003 se empezó implementar esta táctica, han sido afectadas alrededor de 700 personas producto de la explosión de estos artefactos y que la garantía de que alguien pueda caer en estas minas está siempre presente en lo “actual” para los habitantes de este municipio.
De esta manera, el municipio de Samaniego se cuenta como el primer caso en Colombia en donde la reparación simbólica y el proceso de memoria se dan en un contexto de conflicto vigente a diferencia de otros lugares del país, las víctimas aún deben mediar con los grupos armados y las minas antipersona para poder narrase y mostrarse, ya que por sí solas no pueden hacer este tipo de acto por el miedo a retaliaciones, lo que implica que respecto al CNMH. Este último aún no hace la distinción clara sobre la operación de sus políticas en casos donde las victimas aun no pueden identificarse como tal y en donde los hechos que victimizan están siempre presentes en el tiempo “actual”, es decir, para las víctimas el acto que genera el terror y la destrucción de la vida social permanece en el presente, en cualquier lugar y tiempo, por lo tanto todo acto de reparación enfocado solo a y desde sucesos “vividos” no encajará con las circunstancias precisas del esta población.
Fotografía: Fuente propia. Tomada el 15 de mayo de 2013 en la zona centro del departamento de Nariño. Al fondo se avista el volcán Galeras.
De esta manera, surge como inquietud respecto de la construcción de proceso de memoria el interrogante por la importancia de la exactitud y el contexto donde se narra la construcción de memoria del conflicto. En el caso del municipio de Samaniego los sucesos están todo el tiempo presentes, las víctimas no narran un pasado que ocurrió, narran un presente donde ocurren y señalan respecto al futuro, que a menos que este tipo de artefactos sean desmantelados o se desactiven, las víctimas en el sentido de reparación no podrán decirse y por lo tanto sus lazos sociales, su condición de víctima y su reparación simbólica y material obturada desde la política del CNMH no tendrán los alcances esperados, corriendo el riesgo de una invisibilización y (re)victimización.
Así que desde los aspectos relativos a las sucesos vividos y percibidos por la población víctima del conflicto armado en Colombia y en especial las poblaciones víctimas de minas antipersona en el marco de las políticas de reparación y proceso de justicia y paz y garantía de no repetición, la postura desde el lado de las sociedad civil se basa en cómo construir una memoria que refleje las condiciones de impacto real sobre la población civil, tanto a nivel social, político, psicológico, y natural-ambiental, tomando como eje principal lo “actual” del relato. La discusión por la reparación deberá garantizar una integralidad en el espectro amplio sobre el abordaje y complejidad de la narración y reparación simbólica en lugares donde existe como particularidad la implementación de minas antipersonas como táctica de guerra.
Por último, en cuanto a la construcción discursiva de la política de reparación del CNMH, se evidencia la disputa del sentido de víctima y memoria, lo que inevitablemente nos lleva preguntarnos por el tipo de memoria que queremos narrar, el tipo de hechos queremos construir y qué tipo de victima en realidad existe en el conflicto armado en Colombia. Desde las perspectivas emergentes se espera que dentro de la integralidad antes mencionada, en los intentos por reconstruir y narrar los proceso históricos, así como reparar a las víctimas del conflicto armado, se reconozca que no existe una noción definitiva del conflicto como determinación bajo la cual se opere y obture una política pública de esta magnitud, si no que por el contrario, la noción y significado de conflicto estén en constante retroalimentación en función de las características de cada proceso violento perpetuado contra la población civil, teniendo en cuenta las particularidades de cada contexto, territorio y aquellos aspectos que seguramente irán emergiendo al recorrer los entramados sociales afectados por la guerra en Colombia.
Este artículo refleja exclusivamente el pensamiento del autor y no compromete la posición política y/o administrativa de 3 Colibrís.